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Latina contará con espacios dedicados a Alfredo Landa y la niña Lucía López de Hontanar

-El Pleno del distrito, en su sesión del 9 de marzo de 2022, aprobó asignar el nombre de Alfredo Landa a un parque y el de Lucía López de Hontanar Luna a un jardín.

La Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid aprobó, el 23 de marzo de 2022, la denominación de tres zonas verdes situadas en los distritos de Latina y Villa de Vallecas. 

Familiares de Alfredo Landa y de Lucía López de Hontanar, en el pleno de Latina del 13 de diciembre de 2021

Latina contará con un parque dedicado al actor Alfredo Landa, situado en la calle de Soledad Cazorla, 27; y con un jardín en recuerdo de la niña Lucía López de Hontanar Luna que se encuentra en la calle Arenas de San Pedro número 25. 

Por otro lado, el distrito de Villa de Vallecas dedicará el área ajardinada situada en el número 88 de la avenida del Mediterráneo a Arturo Vallejo Baeza, según ha informado hoy en rueda de prensa la portavoz municipal, Inmaculada Sanz.

El intérprete navarro Alfredo Landa (1933-2013), es conocido por su larga trayectoria profesional compuesta por más de 120 películas. En 1962, debutó profesionalmente en el cine de la mano de José María Forqué en la exitosa película Atraco a las tres

Posteriormente, ya como un actor consagrado, demostró su potencial dramático en películas como El crackLos santos inocentes o El bosque animado. Vinculado a Madrid desde que se trasladó en 1956 para probar fortuna en el cine, recibió a lo largo de su vida profesional varios galardones nacionales, entre los que se encuentran dos premios Goya al Mejor Actor por El bosque animado y La marrana (1992); el Príncipe de Viana de la Cultura 2008 y cuatro menciones al Mejor Actor (1980, 1982, 1995 y 2008) del Círculo de Escritores Cinematográficos. 

Además, fue premiado en 2007 con el Goya de Honor por su gran carrera profesional.

Lucía López de Hontanar Luna, niña de seis años fallecida recientemente de leucemia, recibe este homenaje por su valor ante la enfermedad y su alegría.

La comunidad educativa del colegio al que la pequeña asistía reconoce la actitud de la niña que se convirtió en un símbolo de lucha contra la adversidad para todos sus compañeros de colegio, implicando a niños, profesores y personal escolar en el proceso de su enfermedad. 

El reconocimiento a su actitud ante la vida le hace merecedora del jardín que llevará su nombre.

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