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Enrique Riobóo: "Mi frustración, dolor y rabia por no poder informar a los vecinos en Abril y Mayo"

El alcalde no quiso comunicar nada en los periódicos de Distrito.

Cuando nuestros abuelos morían en sus casas, hospitales o residencias, en el momento de mayor dolor en la ciudad, el alcalde hacía política concentrando la comunicación municipal en la radio de Jiménez Losantos.

Nadie podrá impedir que me despida de vecinos y comerciantes tras casi 29 años publicando noticias

Desde que se decretó el Estado de Alarma, en el Boletín Oficial del Estado del pasado 15 de marzo, la actividad periodística ha sido incesante.
En todas las redacciones, grandes, medianas o pequeñas, se hizo el mayor esfuerzo humano y técnico a fin de combatir al virus, con información.
Todos sabemos de la importancia que en momentos de incertidumbre, de miedos... tiene la información más fiable, la periodística.
El presidente del Gobierno, desde el minuto cero, destacaba a la prensa y la comunicación como “servicio esencial” que tendría la obligación y el derecho (a la vez) de informar a los ciudadanos.

Fíjense Vds. yo me lo creí. Llevo casi 29 años haciendo noticias, información... en este periódico.
Prácticamente toda mi vida laboral. ¿Cuántas noticias puedo haber hecho?, ¿cientos? Quizá miles si incluimos la televisión local, Canal 33.
El ejercicio continuo, y en la calle de mi profesión, a la que adoro, me ha llevado a tener un conocimiento de Madrid y sus alrededores casi privilegiado, puesto que considero un lujo conocer mi entorno, sus problemas, su desarrollo, sus inquietudes... Los periodistas debemos ser altavoz y foco, al mismo tiempo.
Sin embargo, desde el Gobierno municipal anterior, de Manuela Carmena, la tendencia de la administración más próxima, el Ayuntamiento, es la de ignorar, despreciar y asfixiar a la prensa local.
Salvando excepciones, el nivel cada vez más bajo de la actual clase política ya empieza a ser un problema. Y me corrijen mis compañeros de profesión: “Enrique, empieza no. Ya es un problema que pagamos todos”.

Durante los días más duros del confinamiento me tomé muy en serio que era un trabajador esencial para dar información. Y, en ningún momento, paré de recorrer las calles, plazas y carreteras de Madrid. En mi móvil (un IPhone de última generación) se acumulan fotos y vídeos de una pesadilla que sufrimos todos. Pero como en todas las historias, los problemas siempre vienen juntos. Desde el decreto del Estado de Alarma, todos los medios de comunicación se quedan sin anunciantes. Y es lógico: queda todo suspendido menos la información. Y, antes que nosotros, están otros muchos servicios más que esenciales, imprescindibles... sanidad, seguridad, transportes, telecomunicaciones...

Sin anunciantes este periódico NO podía imprimirse, ni buzonearse; hubiese sido un suicidio para nuestra pequeña empresa (pyme). Buscamos a la administración más próxima, el Ayuntamiento, escuchábamos todos los días multitud de anuncios del Ayuntamiento de Madrid en la radio de Jiménez Losantos, y pensé “bien por el Alcalde; sí quiere informar, quiere comunicar...” Jamás se me ocurrió pensar que lo que quería era hacer política en los momentos más dolorosos que vivió nuestra ciudad. Sí, estaba haciendo política, desviando la publicidad, la comunicación local, que a nosotros nos negaron... a la radio de Jiménez Losantos. Esa era su proeza: hacer política con el dolor en una radio que no es local. Hacer política en una radio muy conservadora cuando decenas, centenares de abuelos morían en sus casas, en los hospitales, o en las residencias de ancianos.

El coche de la funeraria trabajando entre las calles Camarena y Los Yébenes. Era la visión esos días: ambulancias o la funeraria, en medio de un Madrid desierto.

Nunca superaré la frustración, el dolor y la rabia de ver que dirigentes se aprovechan del dolor, y que impiden a los profesionales, que no somos políticos, contar lo que ocurre en los barrios y distritos de Madrid. En la práctica, todo mi trabajo, y el de mis compañeros, no pudo nunca verse en papel ni buzonearse, en los meses de Abril y Mayo. Y teníamos autorización legal para ello porque somos “servicio esencial” como Correos.

Según fuimos venciendo al virus, y disminuyó la presión en los hospitales, empecé a ocuparme y preocuparme de cómo iba a recuperarse la vida normal. Cómo iban a resucitar comercios, pymes, autónomos, bares, restaurantes... todos aquellos negocios que dan vida a nuestras calles y plazas.
Con la experiencia de este periódico, uno de los más veteranos de Madrid, ofrecimos al Ayuntamien-to la posibilidad de ser su mejor plan de ayuda y activiación del comercio local. Hay 10 periódicos similares en otros Distritos de Madrid.
Propuse, personalmente, al departemento de IN-Comunicación del Ayuntamiento, la contratación de dos páginas de publicidad.
Dos páginas de publicidad desde este mes de junio hasta fin de año. Ni siquiera es un gasto; sería una inversión para realizar esa comunicación pública de INTERÉS GENERAL, presentando Servicios Sociales, actividades de centros culturales, ventanilla para solicitud de ayudas, etc. Podríamos hasta certificarla como INFORMACIÓN DE SERVICIO PÚBLICO. Pero la respuesta del Alcalde vuelve a ser la del desprecio hacia nuestro Plan de Ayuda al comercio, pymes y autónomos; prefiere concentrar presupuesto de comunicación, de dinero público, en la radio de Jiménez Losantos. Insistimos: Alcalde con dos páginas contratadas con información municipal, que va a ser imprescindible para los vecinos, este periódico podrá bonificar con importantes descuentos la publicidad que sabemos hacer de forma eficaz: la de tiendas, pymes y autónomos; el verdadero comercio de próximidad.
La respuesta del Alcalde, a través del Departemento de IN-Comunicación municipal vuelve a ser el desprecio más absoluto a la prensa histórica de barrios y distritos de Madrid.
Con este panorama, y no pudiendo cumplir nuestro papel fundamental, ayudar al comercio de proximidad, informar a nuestros vecinos... y sin el pequeño aval del Ayuntamiento, no podemos seguir.
Con rabia, dolor y frustración lo comunicamos a todo el Distrito, a todos sus vecinos, a todos los comercios, tiendas, pymes, autónomos... Lamento personalmente terminar aquí, pero no me voy a prestar a una agonia que produce risa en Cibeles.
El presupuesto que el Ayuntamiento destina a comunicación en la prensa local baja año tras año. Es el chocolate del loro, pero el Alcalde ha decidido matar al loro.
Quiero agradecer muy efusivamente la colaboración del comercio de Latina durante los últimos 28 años, y pido a los lectores, con la humildad y firmeza del trabajo diario, perdón por si alguna vez nos hemos equivocado en alguna de las noticias publicadas. Hemos intentado dar voz a todos, en todos los momentos, y algunos fueron muy difíciles.
En la vida se nace y se muere; y hay que saber hacerlo con dignidad. Me considero muy afortunado por tener la ocasión de despedirme de todos mis vecinos, y dar las gracias a todo el comercio del barrio. ¡De corazón!

Enrique Riobóo de la Vega
Director

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